La autoridad comanditaria debe publicar una respuesta pública formal a las recomendaciones de la Asamblea, indicando qué recomendaciones tiene intención de aplicar y cuáles no, con justificaciones claras de por qué, y más detalles.
La implementación de las recomendaciones aceptadas debe supervisarse mediante informes públicos periódicos. El primero debería publicarse tres meses después de la Asamblea y, a continuación, cada seis meses.
Para apoyar y reforzar el proceso de seguimiento pueden establecerse diferentes soluciones:
Un comité de implementación compuesto por miembros de la Asamblea elegidos al azar con el mandato de supervisar la aplicación de las recomendaciones.
Seguimiento de la implementación de las recomendaciones a través de una plataforma digital específica o una base de datos de propuestas jurídicas.
Implicando a organizaciones de la sociedad civil para ayudar a evaluar la respuesta de la organización comanditaria.
Más allá del resultado directo de la implementación de las recomendaciones, las Asambleas Ciudadanas pueden tener un impacto en dar forma al discurso público, aumentar la concienciación y la comprensión de una cuestión política entre el público en general, aumentar el apoyo a las Asambleas Ciudadanas, abrir visiones alternativas del futuro y crear nuevas formas de trabajo conjunto.
A continuación se presentan algunos estudios que recogen ejemplos de este impacto más amplio: aumento del sentimiento de autoconfianza política por parte de los asambleístas y otros ciudadanos que se enteraron de su celebración y mayor uso de las Asambleas Ciudadanas a largo plazo por parte de las autoridades públicas.
Para la mayoría de los miembros de la Asamblea, reunirse con un grupo de compañeros/as diversos/as para contribuir de forma significativa a la toma de decisiones públicas es una experiencia única en la vida. Los Asambleístas sienten una mayor capacidad de expresión, deliberación y pensamiento crítico, junto con un mayor conocimiento e interés por la toma de decisiones públicas. Una vez finalizada la Asamblea, se les debe animar a que mantengan el contacto entre sí y sigan participando si así lo desean.
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Como mínimo, hay que mantener informados a los asambleístas sobre la implementación de sus recomendaciones e invitarles a participar en los pasos siguientes.
Una forma de hacerlo es reunir a los miembros de la Asamblea para revisar las medidas adoptadas en relación con las recomendaciones que han presentado después de un año.
El equipo del proyecto debe establecer canales de comunicación para que los miembros de la Asamblea puedan intercambiar y mantenerse en contacto.
Algunos organizadores han creado redes de antiguos miembros de la Asamblea Ciudadana para reunir a la comunidad con regularidad.
Los miembros deben recibir apoyo si quieren hablar de sus experiencias y recomendaciones a sus comunidades o al público en general.
También se les puede invitar a convertirse en voluntarios/as o facilitadores/as en futuras Asambleas.
Una vez concluida la Asamblea, es un buen momento para reunir a los/as implicados/as en su organización y puesta en marcha, así como a otros grupos de interés clave, para reflexionar sobre cómo esta experiencia puede permitir un cambio más amplio en la democracia hacia instituciones deliberativas permanentes cuyo núcleo sean ciudadanos/as seleccionados/as por sorteo.
¿De qué manera ha sido útil el proceso de organización de una Asamblea Ciudadana? ¿Cómo pueden ampliarse estos beneficios? ¿Para qué cuestiones políticas? ¿Cómo pueden los/as organizadores/as aprovechar esta experiencia y estos aprendizajes? ¿Cómo se pueden aprovechar el impulso, la concienciación y la capacidad generados?
El análisis de la OCDE de ejemplos de Asambleas Ciudadanas permanentes ha revelado que hacer de la deliberación ciudadana una parte habitual de la gobernanza democrática tiene importantes beneficios, como por ejemplo:
Permitir a los/as responsables públicos/as tomar mejores decisiones sobre cuestiones difíciles, así como más decisiones con impacto a largo plazo que requieren la aportación continua de los/as ciudadanos/as (como sobre el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la tecnología emergente, la planificación urbana, la inversión en infraestructuras y otras cuestiones complejas).
Aumentar la confianza de los/as ciudadanos/as. La confianza pública lleva décadas disminuyendo. Una Asamblea Ciudadana puntual puede marcar la diferencia, pero es la práctica regular de la deliberación pública la que ofrece a las personas y a los/as responsables políticos/as la oportunidad de construir una confianza mutua.
Hacer de las Asambleas ciudadanas procesos más sencillos y baratos. Se ahorran costes y recursos al no tener que empezar de cero cada vez.
Reforzar la capacidad de acción y el músculo democrático de la sociedad. Sumar a la democracia la deliberación pública y la selección por sorteo amplía el privilegio de la representación a un grupo mucho mayor de personas. También aumenta exponencialmente el beneficio democrático positivo de la participación.
Contribuir al surgimiento del próximo paradigma democrático con nuevas instituciones para la gobernanza que capaciten a las personas y les den sentido y dignidad mediante la participación, una distribución más equitativa del poder político mediante la representación por sorteo y la canalización de la sabiduría colectiva.
En todo el mundo se han puesto en práctica diversos diseños de Asambleas Ciudadanas permanentes. Al igual que en el diseño de una Asamblea puntual, el diseño de una Asamblea permanente comienza con la identificación del problema que debe resolverse. ¿Dónde sería útil una participación ciudadana continua y empoderada? ¿Ha detectado oportunidades mientras trabajaba en una Asamblea ad hoc?
El diseño de una Asamblea Ciudadana permanente incluye una serie de consideraciones adicionales: requiere un análisis más profundo de cómo se toman las decisiones públicas en un ámbito político o institución concretos, un entendimiento de las limitaciones legales e institucionales existentes, y un trabajo para diseñar el modelo adecuado de Asamblea permanente, así como su sostenibilidad y evolución.
DemocracyNext está especializada en el diseño de este tipo de Asambleas permanentes con poder de decisión: póngase en contacto con nosotras para saber más. Nuestro enfoque consta de tres pasos:
¿Cómo se toman las decisiones actualmente?
¿Quiénes son los principales grupos de interés?
¿Cuáles son las limitaciones jurídicas e institucionales existentes?
¿Cómo participan los/as ciudadanos/as actualmente?
¿Cuáles son los problemas que queremos resolver con la deliberación ciudadana sistémica?
¿Cuál será el mandato y las funciones de la Asamblea (definición de la agenda, evaluación de las propuestas, formulación de recomendaciones, seguimiento)?
¿Cómo garantizará la Asamblea en curso la representatividad de la sociedad?
¿Cómo se conectará con otras instituciones e iniciativas de participación ciudadana?
¿Qué cambios normativos/legislativos pueden contribuir a reducir las barreras a la participación?
¿Qué infraestructura y recursos de apoyo se necesitan para que la Asamblea funcione de forma más eficiente y sostenible?
¿Cómo evolucionará y mejorará el modelo sistémico en el futuro?
La celebración de una Asamblea única es una excelente manera de crear capacidad para organizar Asambleas Ciudadanas en el futuro, ya que ayuda a identificar cualquier mejora normativa o legal que facilite la celebración de otros potenciales procesos y comienza a aumentar la concienciación, la comprensión y el apoyo a la deliberación ciudadana. Todos estos elementos pueden servir para desarrollar la infraestructura legal, cultural y física necesaria para integrar las Asambleas Ciudadanas en la toma de decisiones públicas de forma sistemática.
Preguntas para reflexionar:
¿Qué cambios normativos son necesarios para que las instituciones públicas inicien más fácilmente la deliberación ciudadana y puedan otorgar a las Asambleas un mandato significativo y mayor poder de decisión?
¿Qué leyes, reglamentos o sistemas deben mejorarse o crearse para facilitar la selección por sorteo, compensar a los asambleístas por su tiempo o permitirles ausentarse del trabajo para participar en las Asambleas?
¿Qué sistemas existentes o nuevos podrían utilizarse para apoyar el seguimiento de la implementación de las recomendaciones formuladas por los asambleístas? Por ejemplo, ¿podrían registrarse y rastrearse en los registros de proyectos de ley existentes a nivel nacional, regional y local?
¿Dónde pueden obtenerse recursos presupuestarios y de otro tipo dedicados a la deliberación ciudadana?
¿Cómo pueden preservarse y transmitirse a otras instituciones públicas los conocimientos y la experiencia sobre el funcionamiento de las Asambleas Ciudadanas?
¿Existen suficientes espacios físicos que puedan albergar cómodamente Asambleas Ciudadanas y apoyar una deliberación rigurosa?